Por Alexis Trucido

No fue un partido más. Fue el haberse ganado un lugar de donde nunca se debió haber ido. Estar entre los ocho mejores equipos del país es hoy para Florida, el logro de un proceso que comenzó hace cuatro meses entre dirigentes, directores, ayudantes, jugadores y equipo. Parece que en cada rincón del país la enseñanza del maestro Tabaréz para conquistar lugares y copas caló hondo. Edgardo “Chico” Ramón transmite unión, equipo y humildad.

Ninguno de los jugadores ni siquiera osó quebrar esa enseñanza y la albirroja antes, durante y después de los partidos, muestra respeto, comportamiento, y caballerosidad que, por fortuna, el público imita.

Florida no perdió nada. Florida, como dijo el presidente de la liga, Fernando Pérez D’Auria, “se ganó el corazón de la gente”. Ganó un estadio lleno con cerca de 6000 personas. Gano la concurrencia. Ganó el que  los niños sientan la camiseta del fútbol. Ganó el aplauso de pie después de la fortuna de una lotería.

Florida ganó el demostrar que en equipo se pueden hacer muchas cosas. Es un ejemplo que le hace falta a esta Florida. Qué sólo ponen en práctica unos pocos y que la albirroja, ahora, transmite. Ganó, y no debería perderse nunca más, el antes y el después de este proceso de volver a poner el fútbol en una agenda constante. A darle el valor por el que muchos ahora pelean, lo que por suerte demuestra que existe un gran interés, y no importa de que tipo, pero sí que hay interés.

La albirroja salió en televisión nacional. Sí, en canal 4, mostrando su existencia. Ha ganado contra ese discurso de que no interesamos. Y eso tampoco debería perderse. Ya sería hora de pensar en la profesionalidad -aunque no se comparte el amateur que pregona OFI- y apuntar un poquito más alto.

Los juveniles y mayores lograron ganar que se recuerde al Florida exportador de grandes insumos para el fútbol nacional e internacional, en buenos jugadores, técnicos y entrenadores, que aparecen en diferentes rincones todas las semanas.

Florida ganó las emociones de la prensa, el recuerdo en este momento para quienes la siguieron y ya no están, pero ganó también el marcarle el camino a los que vienen. Ganó el respeto de la camiseta dentro y principalmente afuera. Ganó la enseñanza del sacrificio que hacen los jóvenes que trabajan desde la construcción hasta un corte de pelo, o estando detrás del mostrador. Esos jóvenes ganaron todo por lo que hoy se lucha en otras canchas de la sociedad.

Florida no perdió nada, y aún tiene mucho más para ganar. Depende de ellos, pero también de nosotros, los floridenses, que hoy sentimos ese ser con mucho orgullo y que no deberíamos perder nunca más.

 

Y vos, qué opinás?