El clima tenso en el Partido Colorado a nivel nacional se trasladó a Florida, en las últimas horas mientras acercan las elecciones departamentales.

Esta vez, el epicentro de la tormenta fue protagonizado por Juan Amaro, dirigente de larga trayectoria y ahora candidato a la intendencia, que rompió públicamente con el excandidato presidencial Andrés Ojeda, a quien acusó sin rodeos de «traición». 

Las declaraciones de Amaro no dejaron lugar a interpretaciones. «Para mí es un muerto», sentenció, marcando un punto final contundente a una relación política que, hasta hace poco, parecía cercana.

La decepción fue tan profunda que aseguró no querer verlo «nunca más en la vida». Sin embargo, más allá del enojo, el veterano dirigente no se quedó en la queja: usó el momento para reafirmar su apuesta por una candidatura independiente, sin ataduras, ni compromisos partidarios que condicionen su accionar.

«Este guerrero va a dar la lucha no hablando mal de otro, el otro ya murió», afirmó Amaro, en un tono casi épico, dejando en claro que prefiere dejar atrás el conflicto y enfocarse en lo que él define como «una elección con el corazón para Florida».

La ruptura no fue menor. Según el propio Amaro, él fue uno de los principales impulsores de la campaña de Ojeda, sacrificando tiempo y energía para que el joven abogado obtuviera un buen resultado. “Fui el más votado de Florida”, recordó con orgullo. Por eso, considera que fue subestimado y traicionado. «A mí no me subestima nadie», dijo con vehemencia, evocando los valores que le enseñó su padre: respeto, libertad y firmeza.

Lejos de mostrarse derrotado, Amaro se presenta ahora como un hombre libre, decidido a dar la batalla por la intendencia aún sabiendo que las chances no están de su lado. «Tengo que darme el lujo de un veterano guerrero que no le tiene miedo a ningún partido», dijo, abriendo paso a una campaña que promete ser intensa, emotiva y desafiante.

La repercusión de sus palabras no se hizo esperar. Según el candidato, ha recibido «miles y miles de llamadas de todos lados, de todos los partidos», reflejo de una indignación generalizada con lo que considera una injusticia.

La campaña en Florida se reconfigura así con una figura que, lejos de retirarse en silencio, decide ir a fondo, apelando a su historia personal y a una narrativa de rebeldía y compromiso con la tierra que lo vio crecer.

Juan Amaro no quiere venganza, dice. Tampoco quiere reconciliaciones. Quiere ser intendente. Y quiere, sobre todo, demostrar que hay «gente que no tiene precio».