Jennifer Teperino habló muy poco con su hija de 4 años en el último año. Prefería no hacerlo para no extrañarla porque sentimentalmente no se adaptó. La soldado del Batallón de Ingenieros de Combate N°2 de Florida estaba en el Congo, desplegada en la misión de paz, y es una de los 43 que comenzaron a llegar hace pocas horas en los 5 vuelos de recambio que llegan desde África.
Desde hace 10 años, Uruguay forma parte de las misiones que, básicamente, buscan estabilización la ex colonia belga, con el envío de contingentes que protegen y aseguran una mejora calidad de vida a la población civil de aquel país.
En medio de un conflicto político y social encabezado por las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda -un grupo armado que vuelve frágil al sistema político- están los “ingenieros” de Florida que se encargan de construir, reparar, trasladar y asegurar la complejas comunicaciones que existen en el lugar.
Teperino tuvo su primera experiencia. Su hija de 4 años, dice, fue la principal imposibilidad para adaptarse. A ello debió agregarle el “plus” de ser mujer y enfrentar tareas a la par de los hombres. Hay otras tareas, aunque no muchas, pero yo tenía que hacer trabajo físico, cuenta a su llegada junto a otros 11 soldados al batallón floridense.
“Así que vivimos de todo. Caídas de puentes con maquinaria, la construcción de una escuela totalmente destruída, la construcción de un hangar y todo tipo de trabajos”. Otra soldado de la compañía, electricista, también realizaba tareas a la par.
“Hay mucho trabajo y es una buena experiencia”. Sostiene que por ahora, no prefiere volver, pero todo dependerá de las necesidades.
“El dinero es el motivo principal por el que gran parte de los militares eligen voluntariamente participar de una misión. Pasar casi un año en el exterior permite a los cascos azules una mejora salarial y aspirar a mejorar el nivel de vida en Uruguay. Un soldado, el grado más bajo en el escalafón de los subalternos, además de percibir el sueldo mensual por parte de las Fuerzas Armadas, puede volver al país con una cifra cercana a los US$ 10 mil, que es el dinero que paga Naciones Unidas.
El destino de ese dinero se repite en gran parte de la tropa: comprar un terreno para hacer una casa, refaccionar la vivienda, capitalizarse para tener un negocio, comprarse un auto, festejar el cumpleaños de 15 de una hija o el casamiento propio”, remarca una nota del diario El Observador sobre las misiones de paz.
La realidad en Florida no es para nada lejana, donde muchos oficiales y subalternos han mejorado su calidad de vida gracias a las misiones.
CINCO VECES. Las limitaciones de envío de tropas es una de las complicaciones del Ejército Nacional. Por ello, en su gran mayoría, los militares que hoy están en misión han estado más de una vez en Congo o Haití. Ese, por ejemplo, es el caso del Sargento 1ra. Fabio Cor que llegó su quinta misión y aseguró a FloridAdiariO estar dispuesto a volver.
“Cada misión es diferente y el contraste siempre se nota”. El Congo no es para nada pequeño. En el país, uno de los más grandes de África, se estima que viven 70 millones de personas, hay 6 bases uruguayas, largan distancias entre ellas en las que se puede demorar hasta 7 u 8 horas, por caminos intransitables, que los propios soldados tiene que reparar.
“Acá se trabaja tranquilo. Allá estas expuesto a las enfermedades, al clima para la tarea, y sin familia. Pero en todo se aprende día a día, por eso sigo dispuesto a volver”.
TRABAJO. El sub jefe del Batallón de Ingenieros de Combate Nº2, mayor Wilmer Rosano, indica a FloridAdiariO que reparar un camino en Congo no tiene punto de comparación con nuestro país.
“En 2009 por ejemplo, la planificación de reparación era de 90 kilómetros. Nos llevó un año. En medio de las reparaciones pueden pasar los habitantes locales y no van a mirar si estás reparando. Van a pasar y van a seguir.
A ello, hay que agregarle que un camión puede enterrarse hasta la caja en medio de lluvias torrenciales que pueden destrozar todo en un día”.
Para Rosano, Congo es el lugar de los ingenieros. “Hay mucho, mucho trabajo”, concluyó.