Rapiñero, nervioso y armado, preocupa a la Policía

Por Alexis Trucido

“Me encañonó, estaba más nervioso que yo y temblaba”, contó la víctima a FloridAdiariO. La Policía ya relacionó al delincuente con otros hechos, estima que es de Florida y está tras sus pasos.

Vanesa tiene 24 años y junto a su hermano, de 16 años, relató lo que para ella será una rapiña a mano armada difícil de olvidar.

“Siempre cerramos a las once. Era menos diez y vimos pasar a dos muchachos en moto. Después dieron la vuelta y vinieron contraflecha, pero no prestamos atención porque mucha gente hace eso”. Es en la esquina de Flores y Brum, a pocas cuadras de la avenida Saravia, un lugar de mucho tránsito pero “tranquilo”, según aportaron además los vecinos.

La tranquilidad duró poco. Uno de los motonetistas bajo con el casco cerrado puesto. Lentes negros le cubrían además el rostro.

Sacó el arma, apuntó a los hermanos, y largó: “Dame la plata que te mato”. Se tiró encima del mostrador. El hermano de la joven intentó cerrar el cajón del dinero. Entonces, el delincuente dio un paso más: “Me encañonó y le dijo a mi hermano que me mataba. Que le diera todo y pedía más”.

Pero no había mucho. La joven había guardado antes del dinero porque pensaba cerrar en hora. Había quedado un cambio de 1600 pesos.

En su estado de conmoción Vanesa vio las balas. “Estaban ahí, cargadas. Era un revolver chico, que según la Policía sería un 22”. Pero también vio otro detalle no menos importante. “Era bajo, flaco, de cara finita, con ropa oscura, y estaba más nervioso que yo, temblaba, temblaba”, relató al señalar que tras no obtener más dinero, se fue.

ES ÉL. Una fuente de la investigación indicó a FloridAdiariO que se trabaja tras la pista de este joven delincuente, el cual, además, se supone vinculado a la adicción de drogas, por sus actitudes durante otros atracos, con los cuales los agentes ya lo relacionaron.

“Lo más preocupante es que está armado. Todavía, por fortuna, no ha hecho nada extremo o muy grave, pero puede pasar y debemos estar atentos”.

Los agentes confían en dar con el responsable y con su compinche, quien maneja la moto que en más de una oportunidad ha parado cerca de algún comercio para hacer la misma maniobra.