acto cierre 4Cuando Luis Lacalle Pou tomó las riendas del acto en Florida, y tras llegar emocionado de Sarandí, el vivar era “presidente, presidente”. Esperó el silencio, y dijo cual gurú (maestro espiritual): “Ojalá, si la gente quiere, presidente. Pero para eso estamos trabajando, pero también para nunca dejar de escuchar ese grito que se coló por ahí y que me dijeron: Luisito”.

Luis Lacalle Pou quiere seguir siendo Luis. Ahora, la frase de que ni el más gurú de los gurús puede vaticinar el final ya se pegó, y aunque el propio precandidato trata de adivinar, sabe que la recta puede ser peleada.

«Todas las grandes obras de la vida son fruto del intelecto pero lo terminan construyendo la emoción y la pasión», dijo el líder del movimiento Todos Hacia Adelante en un Centro Democrático pleno de banderas, sonido, cámaras y color.

Lo mismo ya había pasado en Sarandí Grande. Y cuando vio el bis en Florida, se emocionó: «Nuestro corazón se ha ido cargando de afectos, ha guardado imágenes que vamos a llevar siempre. Somos agradecidos de poder vivir una vida intensa, y después de 16 años de actividad política, me puedo parar frente a ustedes con los mismos nervios de ese chiquilín de 26 años», recordó sobre cuando se largó a la arena política.

Llegaba, repasó, de ser «un adolescente sin causa, que se revelaba contra lo establecido. No se si fue un ángel de la guarda, que me dio para encontrar una causa para darle un sentido positivo pero no dejar de ser rebelde», dijo sobre las historias que en cada acto trata de dejar atrás.

LA LUCHA. Lacalle Pou era respaldado con aplausos en cada frase. Los aprovechó para repasar su causa. «No imagino un día mío sin poder dedicar a luchar por los demás, sin vivir las pequeñas cosas que mueven al mundo. Las caras, situaciones, barrios, esquinas, el comprometernos con las causas de la gente, porque no la hay ni chica ni grande, es causa justa», dijo una como tantas veces.

El hacer, apuntó, «sobrepasa hasta lo que la constitución marca». Y llamó a reaccionar cuando todo este en contra. «Es un camino que nos agarra cansado, con pusilánimes, pesimistas, que nos dicen deja, no tiene arreglo, es causa perdida…pobre gobernantes que agachen el lomo y no les entre la necesidad de la gente en el cuerpo. El día que no tenga romance con la población y se vuelva político infertil, se tiene que ir para las casa», dijo.

FLORIDA RECARGADO. Al hoy precandidato que marca fuerte en las encuestas no se le olvidó de donde recibió el primer empujón. Y en «su hogar uno se siente cómodo», dijo.

«Todos necesitamos volver al palenque. La actividad nos permite elegir una familia, ideológica, de valores y de principios. Y aquí en Florida yo vengo, me recuesto, y recargo mi energía para poder seguir andando».

Definiendo al Partido Nacional como nuevo con una «cantera inagotable de ilusiones», llamó a «cuidar mucho de esa ilusión». Y también como viejo por la experiencia acumulada, recaló en el atentado a un bastión de la Lista 40 en Montevideo: «Ni se les ocurriría a los blancos porque respetamos, incluimos. Y para incluir al distinto, lo respetamos. Es gobernar para todos y no para algunos», anticipó ante resultados favorables.

La ética y la responsabilidad también la puso de ejemplo en Florida. «A veces se cree que los gobernantes tenemos coronita. Tiene que ser el que más cumpla la ley».

«Y la ética es hacer algo más allá», dijo sobre Enciso cuando emprendió en busca de una solución para levantar la escuela de Las Chilcas, «cuando ni la ley ni la Constitución se lo exigía».

Así pidió control: “Tenemos que hacer un uso decente y austero de los recursos públicos. Nos pagan el sueldo, controlen que para algo nos eligen. Y para que demostremos cómo, sin sangrar los bolsillos, también se puede hacer obra”.

LOS AMIGOS Y LOS CRACK. Los amigos también están en Florida. «Triste actividad si uno no puede volcar todo lo que sos. Prefiero mil desilusiones y un amigo, que no desilusionarme, y andar solo», dijo sobre la amistad que tiene hoy con Carlos Enciso.

Notando que habló mucho de Enciso, volvió al ejemplo «positivo». «No estamos en tiempos de grandes crack. Si buscan eso no me voten a mi. Hoy es ser un articulador de equipos, y al decir de Kennedy (una vez más) lo que más inteligente hizo fue juntarse con gente más inteligente que él».

Así, adelantó «un gobierno progresista, para rodearnos bien, y elegir a quien nos ayude a delegar competencias», aunque no la de presidente.

«El presidente asume toda la responsabilidad de que al gobierno le vaya bien. Si le va bien es por el equipo, si le va mal es por el presidente de la República», dijo.

LOCOS, GURÚS Y PERROS VERDES. No faltaron las frases llamativas en la oratoria y con referencia a lo ocurrido en Florida. «Cada vez que el mundo evolucionó fue porque un par de locos salió hacia adelante. Acá nos juntamos más que con un par de locos, y no puedo venir a Florida y no decir que no estoy orgulloso de lo que hicimos».

Aunque reconoció que «no fue fácil», fue enfático al apuntar que logró romper con la química partidaria, y nombró a herreristas, wilsonistas, saravistas, corrientes de Abreu, movimiento de Rocha, «y es porque hubo una visión de apertura de compartir, una visión de esa palabra que se perdió en el diccionario de la política es que es la generosidad».

Sostuvo que cuando inició las encuestas marcaban un 6 %. «Y la verdad, dirían, que garra que tienen, pero llegar no llegan. Ahora ni el más gurú de los gurús puede decir como termina esta recta».

Saludando a Guillermo Montaño (Alianza Nacional) que se acercó al Democrático a saludar, deseó suerte a Larrañaga. «A mi compañero y querido Jorge Larrañaga, la mayor de las suertes para el 1 de junio, aunque un poquito menos que a nosotros».

Si queda un solo voto y es en Florida, y se supone en Cerro Colorado, «me vas a tener que regalar la corneta cuando abran ese último voto», dijo confiado sobre el resultado en estas tierras.

Con un grupo diverso, orgulloso de participar, y con una campaña «más rara que un perro verde», Lacalle Pou recordó algo que hasta ahora lo caracterizó: «No hablamos mal de nadie, no se confrontó, hasta aburridos. No tenemos que hablar más de los demás para crecer, ojalá que el Uruguay se acostumbre a algo tan simple», deseó.

Reconoció que «estuvo ahí de contestar», con varios centros, «pero no valía la pena. Y por respeto a ustedes, no le contestamos a nadie», dijo para arrancar un nuevo aplauso.

Descartó con ironía que venía a ganar la interna, clasificar a la segunda vuelta, o ganar las nacionales. «Vinimos a gobernar ahora y gobernar bien. Si ese es el fin último, desde el primer día vamos a decir quienes somos y después, lo que pensamos hacer si nos votan».

Y otra vez, sacudió las agendas. Recordó a las 240 hombres y mujeres que le pusieron «afecto y conocimiento» a las 800 propuestas «para que sepan porque votarnos y porque no», aseveró.

«No queremos distorsiones. A veces lamentablemente conseguir un voto no tiene precio…se consigue con la verdad o se pierde», dijo ahora con seriedad.

Ese mensaje puso a varias caras a reflexionar sobre el escenario. Y se notó clarito. «La generación de expectativa desmedida es fraude intelectual. La mentira es el peor veneno y la tenemos que erradicar con nuestra conducta: corto en la promesa y largo en el cumplimiento», les dijo a Todos.

Luego, pidió que un redoblante «hablara». Llamó al «empilchado» Barceló (Sebastián, dirigente joven), le hizo tomar las agendas por el lomo y sacudirlas con redobles en ascenso.

Después habló en tercera persona: «Mañana alguno va a preguntar: ¿qué les prometió? Hizo sacudir las agendas, llegó y se fue, como en todo el país, y no dejó colgada ni una sola promesa a la gente».

Y al final, el Todos de su campaña y un cierre como empezó: «Nuestra actitud es más profunda, no es la promesa electoral, es el compromiso vital, es la intención real.

Si la gente lo entiende, durante cinco años, todos los días, todas la horas, todos los minutos, todos los segundos, en esta vida que a veces es tan corta, vivirla intensamente, cargar los problemas de los demás, llevarlos hacia adelante, que el país evolucione y cuando terminemos, con la firma de la mirada, y ya no el presidente, sino Luisito pueda volver a Florida y en un abrazo y en una mirada digamos que pudimos cumplir».