En su discurso por el aniversario 31 de Fraternidad Frenteamplista Floridense 3F, Juan Giachetto evocó momentos clave de la historia reciente del Uruguay para alertar sobre las presiones y las campañas de miedo que resurgen en cada ciclo electoral. Durante una gira por el interior del país junto a Yamandú Orsi, Giachetto constató que aquellas «presiones» que Orsi había mencionado no solo eran reales, sino que se manifestaban de maneras tan sutiles como preocupantes.
«La gente estaba detrás de la cortina», dijo, describiendo una situación en la que muchos ciudadanos, ante el paso de la caravana, se mantenían ocultos, recordando viejos temores que parecían olvidados.
En uno de los episodios que narró, un niño travieso salió corriendo de su casa a ver la caravana, pero rápidamente fue llamado por su madre para que volviera adentro. Este gesto, aparentemente simple, es para Giachetto un símbolo de cómo vuelven «los cucos» a la campaña, esa táctica del miedo que, según él, ya ha sido utilizada en el pasado y que busca frenar la participación popular a través de la intimidación.
Giachetto apeló a la memoria colectiva, recordando los momentos en que los uruguayos vieron en la televisión imágenes de tanques, con la amenaza de que el país sería invadido. Mencionó también las absurdas acusaciones que en el pasado asustaban a los productores rurales, diciéndoles que la mitad de sus vacas serían expropiadas por un gobierno comunista. «Tengamos memoria», pidió a sus compañeros, recordando que, aunque esas tácticas puedan parecer risibles hoy, siguen siendo utilizadas y no deben subestimarse.
El principal llamado de Giachetto fue a la acción, a mantener el contacto directo con los vecinos y a combatir el miedo con la verdad. «Lo que sabemos hacer es el mano a mano», afirmó, instando a los militantes a no confiarse ni en las encuestas, aun cuando estas sean favorables. Para él, la lucha continúa hasta el último día de la campaña, hasta el momento en que se deposite el voto el 27 de octubre.
Con un tono serio pero esperanzado, Giachetto también reconoció que, tras años de retrocesos en las conquistas sociales, la tarea que queda por delante es ardua. Sin embargo, reafirmó su confianza en la fuerza del pueblo y en la capacidad de lucha de los militantes del Frente Amplio. «No esperemos nada, no nos van a regalar nada», advirtió, recordando que la batalla es constante y que es necesario recuperar lo perdido.
Finalmente, Giachetto agradeció la presencia de todos los compañeros que se habían acercado, en especial a los venidos desde Cerro Colorado, y concluyó su discurso con un emotivo llamado a no abandonar la lucha por los más desfavorecidos, recordando una frase que resuena en los corazones de los frenteamplistas: «Que los más infelices sean los más privilegiados». Con ese grito de esperanza, Giachetto cerró su discurso, animando a todos a seguir adelante con la convicción de que, unidos, «se puede».