«Hoy, más que nuunca, me reflejo en este médico de corazón generoso», dice Vega en la descripción tras haber colocado el video.
Parte del discurso señalab entonces que «en America Latina… hay (había) más de treinta millones de cesantes absolutos… y la cifra se eleva por sobre sesenta millones tomando en consideración aquellos que tienen trabajos ocasionales…
…para que termine esta realidad brutal… se requiere un profesional comprometido con el cambio social¡¡¡… se necesitan profesionales que no busquen engordar en los puestos públicos… en las capitales de nuestras patrias… que la obligación del que estudió aquí… es no olvidar… que esta es una universidad del estado… que la pagan los contribuyentes¡¡¡… que la inmensa mayoría de ellos… son los trabajadores… y que por desgracia.. en esta universidad… y como en las universidades de mi patria… la presencia de hijos de campesinos¡… y de obreros¡… alcanza un bajo nivel todavía…».
Juramento hipocrático Juramento hipocrático
(NOTA: tuvo su origen en Hipócrates, pero fue ampliado por la posteridad)
En el momento de ser admitido como miembro de la profesión médica, ante mis maestros y en esta Facultad de Medicina que me enseñó todo cuanto sé, juro que:
Consagraré mi vida al servicio de la humanidad.
Guardaré a mis maestros el debido respeto y gratitud.
Practicaré mi profesión con conciencia y dignidad.
La salud de mis pacientes será el objetivo prioritario de mi trabajo.
Respetaré los secretos que me fueren confiados en todo aquello que con ocasión o a consecuencia de mi profesión pudiera haber conocido y que no deba ser revelado.
Consideraré a mis colegas como a mis propios hermanos y no formularé a la ligera juicios contra ellos que pudieran lesionar su honorabilidad y prestigio.
No permitiré que prejuicios de religión, nacionalidad, raza, partido político o nivel social se interpongan entre mi deber y mi conciencia.
No prestaré colaboración alguna a los poderes políticos que pretendan degradar la relación médico-enfermo restringiendo la libertad de elección, prescripción y objeción de conciencia.
Guardaré el máximo respeto a la vida y dignidad humanas. No practicaré, colaboraré, ni participaré en acto o maniobra alguna que atente a los dictados de mi conciencia.
Respetaré siempre la voluntad de mis pacientes y no realizaré ninguna práctica médica o experimental sin su consentimiento.
No realizaré experimentos que entrañen sufrimiento, riesgo o que sean innecesarios o atenten contra la dignidad humana.
Mantendré la noble tradición médica en lo que a publicidad, honorarios y dicotomía se refiere.
Procuraré mantener mis conocimientos médicos en los niveles que me permitan ejercer la profesión con dignidad y seguridad.
Si llegado el día en que mis conocimientos o facultades físicas o sensoriales no fueran las idóneas para el ejercicio profesional no abandonase éste voluntariamente, pido a mis compañeros de hoy y de mañana que me obliguen a hacerlo
Hago estas promesas solemne y libremente, bajo Palabra de Honor, en memoria de todos los que creen o hayan creído en el honor de los médicos y en la ética de sus actuaciones.
¡ Que bonito queda pero que poco se cumple !
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