Pisotear el derecho de un periodista, agrediéndolo, es pisotear el derecho de quien recibe la información: la gente (aunque pueda resultar un tanto demagógico). Pero hay otras maneras de pisotear y manosear derechos y libertades. Son muchas y ocurren a diario, pero nunca parecen generar indignación.
OPINIÓN / Emilio Martínez Muracciole
Javier Moreira fue golpeado por dos integrantes del equipo de seguridad de Tabaré Vázquez, según denunció públicamente. Fue el martes a la noche, mientras se desarrollaba el acto del precandidato frenteamplista en Sarandí Grande. El cruce de versiones va desde Moreira siendo irracionalmente bajado de los ventanales del Club 12 de Octubre y golpeado tras un intercambio verbal; a Moreira llegando a los ventanales sin percibir que quienes estaban en ellos eran los miembros de la seguridad de Vázquez y haciéndolos salir él, de mala manera, del lugar en el que estaban. Haya sido como haya sido, si fue golpeado, ello es injustificable y repudiable.
En muchos casos, cubrir las giras de algunos actores políticos se vuelve tarea insalubre. Por ejemplo, cubrir los actos del presidente José Mujica suele significar someterse a una delimitación irracional de espacios. Sólo por acercarse, el periodista se expone a codazos en el pecho, en la prominencia laríngea, o donde sea. En algunos equipos de seguridad existe actitud hostil, demostración continua de poder, y ansiedad por subordinar necesariamente a todos los presentes.
Lo que es inconcebible es que un hecho como el que tuvo a Moreira de víctima, se torne un disparador de móviles partidarios o de fines un tanto más complejos de describir. Esto ocurrió en Florida. Claramente ocurrió en Florida.
Como en la línea de razonamiento de sacar a los niños de la calle no por los derechos de esos niños sino para que la calle quede menos fea, surgen indignaciones más parecidas a golpear al precandidato frenteamplista que a sentir empatía con una persona que a las piñas le vapulearon un derecho. El Derecho y la Libertad parecen ser secundarios en estos casos. Aunque Derecho y Libertad son colocados al principio de las narraciones para legitimar todo lo que viene después. El tema es a quién se le puede pegar, o a quién se puede proteger difundiendo o escondiendo un hecho. Golpear a quien está haciendo algunas tomas televisivas es un modo de evitar, directa o indirectamente, que una esa imagen llegue al destinatario que motiva el oficio: el público.
Aunque algunos de los trabajadores de la prensa piensan que gozan de inmunidades surgidas naturalmente (sólo por integrar el ‘gremio’ de los periodistas), el verdadero Sujeto de Derecho es la población. Los periodistas no somos seres especialmente dotados de inmunidades que surgen naturalmente al ser considerados periodistas. Mediante el trabajo periodístico la población se puede informar y se puede expresar. Por eso es que se lo debe proteger especialmente al periodista. No sólo por él mismo sino, fundamentalmente, por el interés público. A su través ve y oye la población.
Pero cuando un hecho es escondido o minimizado por un periodista porque afecta a un anunciante, a un familiar, a un amigo o al gobernante con el que ese periodista mantiene vínculos, o comparte intereses, se construye un ataque a las libertades y a todos los derechos que tanto parecen inquietarnos. También es un ataque a las libertades aceptar a pies juntillas que la información que tendrá lugar en la agenda de los medios es aquella por la cual los protagonistas pagaron. Además, así, se ataca a las libertades y a todos los derechos que, supuestaente, tanto nos mueven. Todo lo anterior es, incluso, potenciar las lógicas plutócratas que no pueden creerse desaparecidas.
Lo mismo ocurre cuando los dueños de los medios hacen desaparecer testimonios que promueven o explican leyes o acciones que sienten que los afectan personalmente. El efecto es que sólo hacen llegar al público las opiniones y las informaciones que a ellos les resultan convenientes.
Todos esos golpes se ven y se oyen a diario en la prensa, pero no parecen indignarnos.
Tamo` de acuerdo.
¿Pero qué tiene que ver el perro Pluto en todo esto?
«…(además de un alimento a las lógicas plutócratas que mal pueden creerse desaparecidas)…»
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¿Que el nene de Lacalle sea un lider de los desposeidos es parte de la plutocracia?
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No sé si está en conocimiento de lo que Pluto le hizo a Mickey, pero es fundamental para entenderlo.
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¡Jijiji!
¡No se, pero me imajino!
¡Y entiendo!
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