La Iglesia emitió un duro mensaje hacia la leyes sobre diversidad sexual y el aborto. Apuntó que se trata a los niños como “mercancía” y que nadie “es dueño de la vida de otro”. Alertó, sobre la campaña electoral, de la intolerencia y la “bronca” en las redes social. Y advirtió sobre la paz en un Uruguay que sabe lo que es el enfrentamiento de hermanos”.
Ese fue parte del mensaje central en la Peregrinación Nacional al Santuario de la Virgen de los Treinta y Tres en Florida.
Ante una multitud a los pies del santuario nacional, el arzobispo Daniel Sturla celebró la Solemne Eucaristía con obispos de todo el país -que en estas horas también participan de la Conferencia Episcopal- sacerdotes, diáconos y seminaristas.
CAMPAÑA, BRONCA Y REDES
Sturla comenzó elogiando la reciente elección nacional. “Dimos al mundo un ejemplo de civismo.
Hay diálogo, y un sentido de que las cosas las podemos resolver de ese modo, en paz”.
Empero, advirtió sobre “la polarización” donde “se nos cuelan palabras duras e inconvenientes”.
Apuntó que ocurre principalmente en las redes sociales: “Ahí sí, pareciera que tantas veces descargamos broncas y no decimos cosas que construyen la paz”.
De esta manera llamó a “saber ganar, saber perder y mirar más allá del propio color; los colores de la patria. Ser magnánimo”, dijo y volvió a alertar: “Cuidado, porque el Uruguay sabe lo que es el enfrentamiento de hermanos. Y nada empieza de un momento para otro. Sino que muchas veces lo podemos alimentar cuando no tenemos este espíritu de respeto.
Hoy vivimos en paz, pero la paz se construye día a día, en el respeto al otro, al que piensa distinto y al que es distinto”, afirmó.
En clara referencia los conflictos en Siria y la región, Sturla citó como ejemplo a esos “hermanos nuestros que en otros lugares del mundo sufren hoy la persecución por causa de la fe.
Hay hombres y mujeres que están siendo asesinados, niños esclavizados y gente que muere por fidelidad a su bandera”, repasó.
INTOLERANTES CON LA IGLESIA
Sturla también advirtió que la Iglesia sufre la intolerancia por discrepar con la diversidad.
“Una falta de tolerancia hacia la diversidad se ha transformado en intolerancia agresiva, hacia quienes tenemos una convicción profunda por nuestro ser cristiano”, dijo al señalar que la Iglesia “tiene el derecho” de plantear su discrepancia.
“En esta sociedad plural, también la Iglesia, forjadora del Uruguay desde su cuna, tiene una palabra que decir: ella amamantó a la patria naciente en la leche pura del evangelio y tiene el derecho y el deber de seguir haciéndolo”.
Así, invitó “a ser constructores de paz”. Y aclaró: “no se trata de levantar la bandera de esa vaga tolerancia y pretender que todas las ideas valen igual. Lo que vale es la persona humana, la dignidad de cada uno”.
Llamó a “discrepar con libertad”. Y dijo que “no se trata de decir como cristianos palabras bonitas o ingenuas de acuerdo fácil” puesto que se tienen “convicciones firmes y claras”.
“En la defensa de nuestras convicciones no queremos destruir a nadie, queremos construir entre todos, un país de hermanos con libertad y justicia, con respeto a una verdad que nos trasciende y a la que servir”.
ABORTO Y DIVERSIDAD SEXUAL
El arzobispo hizo el planteo “con sencillez y sin agravios” pero “con la firmeza más grande”, dijo: “ creemos que la vida es un don del creador y que nadie es dueño de su vida ni de la vida de otros.
Por eso defendemos la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural”, apuntó en referencia la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Lo siguiente fue la diversidad sexual, con otro mensaje claro: “Creemos que la diferencia sexual es querida por Dios y responde a un designio amoroso del creador que se hace patente en nuestra naturaleza. Y también creemos que separando lo que Dios ha unido terminamos no en una diversidad armoniosa, sino en una uniformidad totalitaria”, afirmó al ser interrumpido por muchos aplausos de los feligreses.
Sturla sostuvo que “la sexualidad humana está unido al amor, al compromiso ético, a la transmisión de la vida, y Dios le ha dado el gozo del placer para hacer mayor la alegría de vivir”.
Luego dijo: “Cuando se le van separando uno a uno esos elementos no crecemos en humanidad, multiplicamos placeres, pero no engendramos alegría”.
HIJOS COMO MERCANCÍA
La adopción de niños por parte de matrimonios igualitarios también fue objeto de crítica. “Los hijos dejan de ser un don recibido con gozo y pasan a ser, para algunos una carga o un derecho a adquirir para otros, como si fuera mercancía”.
Sturla dijo que “respetando las situaciones diversas y a todas las personas en su vivencia humana, muchas veces con dolor, nosotros decimos que creemos en una familia formada por un matrimonio entre varón y mujer abierto al don de la vida”. Y otra vez fue aplaudido.
EDUCACIÓN Y CUENTAS
La Iglesia también llamó a Estado a cumplir con la enseñanza. “Debe cumplir la Constitución que da derecho a elegir la educación que los padres desean para sus hijos.
La iglesia tiene experiencia educativa desde antes que naciera la república. Hoy somos más conscientes que en la educación se juega un elemento clave de nuestro presente y nuestro futuro”.
Subrayó en tal sentido, que la principal vulnerabilidad está en los ambientes más pobres. Allí, dijo, “solo desde la educación se logra que sea cada uno con la ayuda de otros, artífice de su propia dignidad y no por fáciles favores”. Agregó que, “la iglesia que ha demostrado que cuando se quiere se puede”.
Otro de los exhortos fue el servicio y una advertencia de que habrá que rendir cuentas. “No somo dueños absolutos de lo que legítimamente poseemos sino administradores a los que Dios y los pobres nos pedirán cuentas”.
Llamó a “poner en el centro a los que más necesitan”. Y recordó la frase Artigas: “que los más infelices sean los más privilegiados”.
Finalmente puso a la virgen María, Patrona del Uruguay, como ejemplo: “La vida cristiana está en su belleza en su realidad de síntesis en lo humano y lo divino, la presencia del señor nos empuja al servicio. Sirvo y vivo la grandeza de esta vocación. La vida es servicio y el servicio es la verdadera alegría. Gracias María madre y maestra. Enséñanos a servir a nuestra patria, estrella del alba, capitana y guía”.
La Iglesia y el Partido Colorado van (de ojos vendados) hacia el precipicio de la soledad. Allá vaaaaaaaaaaannnnnnnnnnnnnnnnnnnn…
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