Es 28 y el basural arde. Otra vez. Está ahí, entre cancha de Peñarol, estadio y viviendas. Está “lleno” con auxilio de una volqueta. Porque esa es la excusa. “Yo vengo a tirar a la volqueta. Pero está llena y ya vine”. Esto lo contó uno de tantos que llegó con el auto o camioneta cargado. Cuando está la volqueta aparecen. El área de Higiene reconoció ya varias veces el basural de Zufriategui que se acostumbró a su existencia, así como otros ubicados en zonas linderas de Florida.
También recibió propuestas de algún funcionario de conformar una brigada que “limpie todos los días” estos lugares y de paso recordar a la gente la prohibición de tirar. Pero el problema es la volqueta: “Si dejan la volqueta y no limpian, es lo mismo”, agregó el municipal que contó algo de su propuesta.
El basural baja y sube según los tiempos de limpieza de la comuna, pero no se extingue. Que alambrar el terreno de la cancha, que controlar, que limpiar. El basural sigue firme. A metros, detrás del estadio Campeones Olímpicos hubo uno similar que el actual gobierno fotografió (como este ahora) varias veces para la parte sucia que tiene toda campaña electoral. A riesgo de un efecto boomerang. antes de la última campaña el predio fue alambrado y santo remedio: no hay basural.
Pero los que iban siempre encontraron un terrenito junto a cancha. Empezaron a tirar allí, la intendencia puso una volqueta y siguen tirando allí. Ahora se construyen nuevas casas en el lugar, y habrá “vecinos del basural” que, entonces, cuando ya vuelvan insoportable el reclamo – no el basural – seguramente tendrán mayor respuesta, si la campaña no llega primero.