“Mi terapeuta me ayudó a entender el mundo y ser independiente”, contó con una sonrisa en su cara el joven Alejandro.
En Florida muchos le conocen como “el Puma” que vende empanadas. Un joven aparentemente callado, diligente y siempre con un andar particular, rápido y que no conversa mucho. Solo hace su trabajo: vender lo que elabora.
Pero muchos desconocen que se trata de una persona que lucha desde la desigualdad en muchos aspectos: la vulnerabilidad social, económica y hasta hace poco más de uno año de dependencia de espacio y desarrollo.
Sin embargo, en julio de 2020 y en el marco del programa Acciones de Mitigación del Mvotma -y a impulso del Espacio TEA- Alejandro recibió una llave muy particular. Tal vez simple para otros pero muy especial para él. Tanto, que no dejó de sonreír.
El joven abrió la puerta de su nuevo núcleo habitacional.
Un “pequeño” espacio pero una gran área de desarrollo para él.
Como contó, aprendió a ser independiente. Su terapeuta, una extensión más de su vida, le abrió la ventana a entender el mundo de otra manera. Pues así lo entiende, distinto.
Después, llegó su independencia. Pero sin espacio.
“Mi terapeuta me ayudó a entender el mundo y ser independiente”
El programa, según contó Pablo Valerio del Mvotma, “subsidia a familias o aborda situaciones de alta vulnerabilidad donde no ponen ni la ayuda mutua ni recursos económicos porque no pueden hacerlo”.
Hay intervenciones en todo el país. Pero fue la primera de estas características en Florida.
Laura Álvarez, la terapeuta, destacó que aquello que parece tan simple como un dormitorio, un baño, cocina y su espacio es muy importante para él.
“Para estos chicos es muy difícil vivir solo o tener su espacio. En el caso de Alejandro contaba con una vivienda y un terreno. Y de esa forma pudieron avanzar los trámites. Fuimos al ministerio, encontramos el programa por una asistente social y se logró esto”.
La misma terapeuta analizó el módulo y dijo que está adaptado “a su forma de vivir y desarrollarse”.
“Para mí es un paso muy importante. Dentro de lo que es mi situación donde nunca solo he podido y ahora sí puedo” (Sic), se expresó Alejandro al pasar la llave. Nervios y una sonrisa le iluminaban su cara de independiente.
El espacio, aclaró, no solo es para vivir y cocinar sus amadas empanadas. “Me gusta dibujar, escribir mucho y hacer las empanadas”, concluyó agradecido.
Genio Alejandro. Felicitaciones
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