A 46 años del asesinato a Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Rosario Barredo y William Whitelaw, (Buenos Aires, 20 de mayo de 1976) y más de 20 años después del inicio de las marchas, familiares, organizaciones, representantes y ciudadanos, volvieron a las calles de Florida y este año, también de Sarandí Grande.
“Pasan los años y seguimos esperando que nos digan donde están los desaparecidos”, inició Enrique Ramírez, integrante del Grupo de Apoyo de Florida a Familiares y Amigos de Detenidos Desaparecidos,
Después, lamentó la falta de información mientras que mueren los autores de las desapariciones y los familiares que buscan saber donde están los suyos.
“Los asesinos se van muriendo y se van llevando sus secretos a la tumba o al infierno, si es que existe. Lo más penoso y lamentable es que madres y abuelas se están yendo sin saber el paradero de sus seres queridos”.
Por eso, apuntó, sigue el reclamo de verdad y justicia. “Solo si avanzamos contra la impunidad podemos construir una sociedad integrada que mire hacia el futuro con esperanza.
Ni olvido ni perdón. Castigos a los culpables. Somos todos familiares” concluyó.
Antonio Buday, también activista e integrante del grupo, tuvo a cargo la oratoria principal (ver nota aparte) en donde detalló sobre los casos, procesos y la cuestionada responsabilidad del Estado.
Además del recuerdo de cada una de las víctimas y desaparecidos del terrorismo de Estado con videos, y el “presente” para cada uno de ellos, jóvenes dieron lectura al texto de Victor Heredia “que nos devuelvan la mitad del dolor”.
SARANDÍ GRANDE Y MÁS
La marcha, además, tuvo sus primeras ediciones en localidades más pequeñas o municipios de diferentes departamentos donde hasta el momento no se tenía tal actividad.
Así, en Florida, Sarandí Grande registró el pasaje por diferentes calles como se hizo en la ciudad capital del departamento.
No fue el único punto del departamento. Al noreste, Cerro Chato también vio marchar a diferentes grupos y lo mismo en Gregorio Aznárez.